La reducción de la jornada laboral en México representa una de las propuestas más ambiciosas en materia de transformación del entorno de trabajo. Aunque aún no se ha materializado, su sola presencia en la agenda pública exige que las organizaciones comiencen a evaluar su impacto real. Este artículo ofrece un análisis a profundidad sobre el estado de la iniciativa, los obstáculos que enfrenta, su posible impacto en empresas mexicanas y cómo prepararse estratégicamente.
El origen del debate: ¿Por qué se busca reducir la jornada?
México tiene una de las jornadas laborales más extensas del mundo. La Ley Federal del Trabajo establece actualmente un máximo de 48 horas semanales, es decir, 8 horas diarias por 6 días laborales. En contraste, países como Alemania, Francia y Noruega han migrado hacia modelos de 35 a 40 horas semanales, privilegiando el equilibrio entre vida personal y productividad.
El debate nacional resurgió en 2022 y 2023 con fuerza, a partir de iniciativas legislativas promovidas por diversos grupos parlamentarios que buscan modificar el Artículo 123 constitucional, con el fin de reducir la jornada laboral a 40 horas por semana y establecer dos días de descanso obligatorio.
Estado legislativo: ¿Dónde está la propuesta hoy?
Durante 2023, la reforma logró avanzar en comisiones legislativas, sin embargo, no alcanzó el consenso necesario para ser aprobada en el pleno de la Cámara de Diputados. En 2024, su discusión fue pospuesta nuevamente ante la proximidad de los procesos electorales.
¿Qué ocurre en 2025?
Aunque la reforma sigue congelada, los actores clave —incluidos legisladores, cámaras empresariales y sindicatos— reconocen que su discusión será retomada en cuanto las condiciones políticas lo permitan. La reforma está lejos de ser descartada.
“La jornada de 48 horas ya no responde a la realidad laboral moderna. Este cambio es inevitable a mediano plazo”, señala Leticia Torres, especialista en derecho laboral.
México en cifras: comparación internacional
México no solo tiene una jornada más extensa, sino que también muestra una de las tasas más altas de estrés laboral en América Latina.
- 2,128 horas trabajadas al año en promedio por persona, frente a 1,752 horas en promedio de países OCDE.
- México ocupa el primer lugar en agotamiento laboral, según el estudio de Statista 2024.
- El 66% de los trabajadores mexicanos estarían dispuestos a aceptar una reducción de jornada, incluso con ajustes salariales (INEGI, 2024).
Estos indicadores muestran que la productividad no está necesariamente relacionada con las largas jornadas, sino con la calidad del trabajo, la tecnología empleada y el diseño organizacional.
¿Qué implicaría la reducción para las empresas?
1. Reestructuración operativa
Las empresas deberán rediseñar sus esquemas de turnos, especialmente en sectores como manufactura, comercio y servicios, que operan en horarios extendidos o bajo esquemas presenciales.
2. Costos laborales
Una jornada más corta puede implicar mayores costos operativos si no se acompaña de ajustes en productividad. Esto será especialmente sensible para microempresas que ya enfrentan presiones financieras.
3. Inversión en digitalización
Las organizaciones que automatizan procesos, digitalizan tareas repetitivas y miden resultados de forma más objetiva, podrán adaptarse con mayor agilidad a una reducción de horas.
4. Cambio cultural
El enfoque debe migrar de “horas trabajadas” a “valor generado”. Esto implicará una transformación en la mentalidad gerencial, gestión de talento y evaluación de desempeño.
Opiniones divididas: ¿Qué dicen los expertos y los sectores?
Organismos empresariales, como Coparmex y el Consejo Coordinador Empresarial, han solicitado prudencia: piden una implementación progresiva, incentivos fiscales y diagnósticos por sector.
Por otro lado, organismos laborales y académicos defienden que la reforma es clave para avanzar hacia un modelo económico más humano, sostenible y alineado con estándares internacionales.
“La clave estará en cómo prepararse. No se trata solo de ajustar horarios, sino de rediseñar el modelo de negocio para seguir siendo competitivo”, asegura Álvaro Figueroa, consultor en transformación organizacional.
¿Y si no se aprueba? El costo de no anticiparse
Ignorar la posible reforma no es una opción viable. Aun cuando no entre en vigor en 2025, el solo debate ya está impactando expectativas de colaboradores, inversionistas y organizaciones.
Los líderes deben adoptar una postura estratégica, no reactiva. Anticiparse a cambios normativos permite operar con ventaja competitiva.
Recomendaciones estratégicas de IF Solutions
Desde nuestra experiencia en asesoría organizacional, proponemos a las empresas:
Simular escenarios financieros y operativos bajo esquemas de 40 horas.
Revisar contratos laborales, políticas de tiempo y esquemas de compensación.
Capacitar líderes en gestión por resultados y productividad híbrida.
Auditar procesos críticos que dependen del tiempo presencial.
Invertir en tecnología para mejorar la eficiencia y seguimiento de tareas.
La reducción de la jornada laboral representa más que una medida legal: es un reflejo de la evolución social y organizacional que exige nuevos modelos de liderazgo, cultura y eficiencia.
Las empresas que anticipen este cambio, adopten nuevas herramientas de gestión y pongan al talento en el centro de su estrategia, estarán no solo cumpliendo con la norma, sino liderando el cambio hacia un modelo laboral más sostenible.
¿Tu empresa está lista para enfrentar este nuevo entorno?